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Sobre el río Paraná entre la provincia argentina de Corrientes y el departamento paraguayo de Misiones, se encuentra la represa hidroeléctrica de Yacyretá-Apipé, que convierte la corriente de agua en energía limpia y renovable.
Llamada así por los saltos donde se encuentra construida, el nombre de la represa proviene del guaraní jasy retã, que significa «tierra de la Luna».

Por cada turbina pasan 2630 millones de litros de agua por hora, y si tenemos en cuenta que la represa cuenta con 20 turbinas (con una potencia total de 3200 MW), la cantidad de agua que pasa por hora es suficiente para abastecer de agua potable a la ciudad de Asunción (capital del Paraguay) por 13 días o de 2 días de la ciudad de Buenos Aires. La energía que se produce anualmente es de 19.000 Gwh, cubriendo 65% de la demanda eléctrica conjunta de Paraguay y la Argentina.

Pese a que parece todo muy bueno y transparente la historia del Yacyretá tiene dos grandes problemas, el primero pasa por las consecuencias ecológicas que trajo su construcción, y la otra es la mala gestión, que produjo que el proyecto final costara más 11.500 millones de dólares, de los cuales solo una parte fue usada en la construcción.

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